Exit Light, Enter Night

El sheriff caminaba por la rivera del río con un cigarro en la boca y el ceño fruncido. Estaba siendo una mala noche. Miró su reloj que le mostró que señalaba las dos de la mañana. Cuando levantó la vista vio como se acercaba uno de sus hombres tras vomitar en un árbol. El sheriff no preguntó si el cuerpo era de ella, la respuesta era demasiado obvia, sino que dejó que el sargento de rostro pálido y desencajado hablase. -¡Será malnacido!¿Cómo... cómo se puede hacer eso? Ha sido terrible, Sheriff. Terrible. Los ojos... Los ojos... Y la falda estaba, maldita sea. -Cálmese sargento. Serénese y cuéntemelo todo de forma clara. El sargento de policía tomó aire, tragó saliva y con la voz aún acelerada relató: