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Mostrando entradas de octubre, 2022

Una Razón

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  Abrió con su propia llave la celda en la que llevaba más tiempo del que podría contar encerrado. La llave ha estado siempre ahí, más que nada porque estaba candada por dentro para que nadie le rescatase. ¿Por qué salir ahora? Nunca había pensado en una razón para ello, afirma, dado que durante toda su vida había visto con seguridad los gruesos muros a su alrededor y había disfrutado del silencio para poder dialogar consigo mismo. Pero al final parece que se dio cuenta que no le bastaba, que tenía demasiada curiosidad como para no cruzar la puerta.

Belleza Siniestra

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Al nuevo inquilino de la puerta de enfrente se le veía guapo pero también siniestro. No era solo yo quien lo decía, sino todas las vecinas cuando nos reuníamos en corrillo para susurrar sobre sus ojos negros. Era educado pero no sabías si estabas frente a un asesino en serie o si había salido de prisión. Finalmente le hablé y acabamos coqueteando en el ascensor. Una cosa llevó a la otra y deje que entrase en mi casa mientras nos besamos. Era un chico tan dulce. Que pena que la asesina en serie fuese yo. 

Noches Inconfesables

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Al día siguiente hacíamos como si nunca hubiera pasado pero las noches eran salvajes. Unas veces nos reuníamos en mi casa, otras en la suya, otras en un garito alejado de los sitios de moda donde solía ir ella. Eran noches frías pero nuestro fuego derretía nuestra tristeza perenne. Tomábamos alcohol para darnos valor para ser otro día inmorales e inmortales y así me permitía acariciar su pelo rubio. Al día siguiente hacíamos como si nunca hubiera pasado pero no podíamos evitar confesarlo en las miradas que nos lanzábamos.

Tesoro de buñuelos

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M iguelAlanCS Unos buñuelos de viento. Unos simples buñuelos de viento. Daría todo el oro que he ganado por unos dichosos buñuelos de viento. Crucé el océano, exploré cada maldita isla recóndita y examiné con atención cada trozo de papel que fuese un mapa. ¿Y ahora? He conseguido el codiciado tesoro y al principio me recreé en su brillo dorado al tiempo que lo sobaba con mis manos encallecidas y envejecidas. Y entonces me llega de mi memoria un olor a buñuelos y se me caen las joyas a la arena mientras mi boca añora su sabor.