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Mostrando entradas de marzo, 2013

Lolaso

Tiempo muerto. Los doce jugadores rodean al entrenador, que en apenas un minuto intenta idear una jugada. Se aturrulla, se caga en la madre de su segundo, rectifica la jugada, borrando lo escrito en la pizarra y finalmente dice: balón al base y que penetre. El jugador estrella, que ni se había sentado, grita algo confuso: “pero si van a hacer falta” Los cinco elegidos salen a la cancha. El pabellón les anima, les insulta y les adora. El pase, como había ordenado el mister, va hacía base. Y efectivamente no hay jugada. Falta personal. Tiros libres. El base lanza el primero. Se queda corto y choca contra el aro. El segundo sí que lo consigue anotar.

No llueve eternamente

En el andén había una chica preciosa llorando. Se tapaba el rostro entre sus manos. Me senté junto a ella, y dije: -Tranquila, te juro que no llueve eternamente. Ella me miró. A pesar del ojo morado, podía contemplar la belleza de su rostro y el azul de sus ojos. Enterró su cabeza en mi pecho y lo único que pude hacer fue abrazarla y acariciar su dorada cabellera. Minutos que fueron como horas, sentí la fría hoja de una navaja clavándose en mi cuello. Perdí la vista, y lo último que oí fue: -¡Puta! ¿Qué hacías con ese gilipollas?