Lolaso
Tiempo muerto. Los doce jugadores rodean al entrenador, que en apenas un minuto intenta idear una jugada. Se aturrulla, se caga en la madre de su segundo, rectifica la jugada, borrando lo escrito en la pizarra y finalmente dice: balón al base y que penetre. El jugador estrella, que ni se había sentado, grita algo confuso: “pero si van a hacer falta” Los cinco elegidos salen a la cancha. El pabellón les anima, les insulta y les adora. El pase, como había ordenado el mister, va hacía base. Y efectivamente no hay jugada. Falta personal. Tiros libres. El base lanza el primero. Se queda corto y choca contra el aro. El segundo sí que lo consigue anotar.