Cry for Absolution



Había estado de viaje en otras ciudades, bebido en otros bares y amado a otras mujeres. Pero a pesar del largo viaje, uno regresa y se da cuenta que le queda lo de siempre. Una fría ciudad helada donde uno reza que no se estropee la calefacción, un bar destartalado en el que el vodka es malo pero caliente y barato y ella en el escenario. No es una navidad idílica ni mucho menos pero su sonrisa en cuanto me vió bien que merece la pena.

Me envolvió en un abrazo y al oído me dijo que me había echado de menos. Yo no se lo dije, pero ella lo descifraba en mi mirada. Nos sentamos en una mesa, con una botella y dos vasos que nunca estuvieron vacíos y le fui contando que fue de mi vida. Entusiasmado, le relaté a donde fui, que hice y como tenía en la cabeza la novela. No una novela cualquiera, sino la novela que me encumbraría como genio literario si el mundo era justo. Yo le pregunté si había compuesto nuevas canciones, que ya era hora de un nuevo disco. Ella torció la sonrisa y confesó a regañadientes de que apenas había avanzado, que solo tenía riffs a los que no termina de dar continuidad. Para cambiar de tema, me preguntó sobre mi familia. Yo le dije que no les había visto, que era un viaje para desconectar, no para sentirme como un niño al que van arreglando la vida otra vez.

-¿Cuánto haces que no les ves?

-Un año o dos. Pero tampoco es ninguna tragedia.

-No es que tenga que serlo. Pero tu mismo escribiste que hasta el más bravo de los lobos solitarios echa de menos tener las espaldas cubiertas ¿No crees que deberías haberles visitado?

Contesté en un tono que empezó siendo incomodo hasta mutar en molesto.

-Bueno, tú sabes, me fui de casa por varias razones. La principal no es el cliché de necesito mi propio espacio. No es tan sencillo. Quiero vivir mi vida en mis términos. Ser yo, sin limitarme a un cuarto. Vivir con mis reglas, sin mi máscara que me pongo ante los demás. Soy quien soy: autodestructivo, neurótico, me preocupan más los sueños que lo que tengo a la vista. Uno se da cuenta que uno no puede cambiar y solo le queda elegir la corriente por la que uno se deja llevar. Soy escritor, Karen. No un profesor, no un hombre de familia. - Pensé en callarme mis próximas palabras por un momento pero sus ojos azules me prestaban demasiada atención y había bebido demasiado vodka para cerrar mi bocaza. - Creo en mi destino. No soy como los demás; soy extraordinario. No mejor, simplemente distinto. Unos buscan fama, otros amar, algunos se desvirtúan en el vicio y la gran mayoría se dispersan en la sencillez. Pero yo quiero trascender, no quiero ser efímero y evaporarme. Lo sé desde que soy un crío, cuando leía como Alejandro Magno conquistó desesperadamente territorios en Asia para la gloria de su imperio. Él sabía que trascender era la única manera de sobrevivir a la muerte. Es más que ser famoso, que como he dicho antes es algo efímero; a lo que me refiero es a marcar de tal forma la historia que nunca te olvidarán.

-¿Quieres ser el nombre de una lista que estudían escolares aburridos?

-No. No es eso. No solo es recuerdo. Lo que quiero es que mi obra permanezca en la historia, y no solo por si misma, sino que tras ella todos los que la seguirán la imitaran, no podrán huir de su influencia.

-¿De verdad escribes para eso?

-¿Acaso no cantas para ello? ¿No dijiste que había que cantar como si Dios y el diablo estuvieran oyendo y juzgándote? ¿No es verdad que te quedas hasta el amanecer componiendo el tema que te convierta en la artista que tanto dices que eres?

-No es verdad. Yo compongo...

-No, Karen. No me vengas ahora con gilipolleces y que compones para ti. Son mentiras que nos hacemos. Tú y yo sabemos como duele hacer lo que hacemos, es como arrancarse las entrañas y regodearse en la agonía. Eso no es terapeútico, eso son milongas y lo sabes. Terapeútico es coser la herida y esperar que cicatrice como hace el resto. Pero nosotros necesitamos nuestra sangre para cantar o escribir. Ese es el precio, cada vez que escribó, cada vez que cantas, quemamos nuestra propia alma.

-¿Y nunca has querido parar la locura? ¿No crees que hay un momento en el que hay que parar, echar raíces en la vida, ya sea en un nuevo hogar o volver a casa, y simplemente ser felices. Creo que estoy en ese proceso. Ahora duermo por las noches, no compongo pero vivo. Creo que soy feliz. - Ella me cogió de la mano. - ¿De qué nos sirve conseguir el mundo si perdemos nuestro alma?

-¡Vaya, ahora citas a los santos! Eso no lo esperaba.- Retiré la mano mientras hacía aspavientos. - ¿Y de que nos sirve nuestro alma si no luchamos para conseguir el mundo? Bueno, tú decides quien quieres ser. Pero sé que ahora solo pasas por una ilusión y volverás a ser la de siempre. Y espero que sea pronto.

Minutos después, ella estaba en el escenario cantando unas canciones ya viejas que no le pertenecían hasta que su voz resonó en el garito. Solo tenía su guitarra acústica y su voz rasgada. No le faltaba nada y nada le sobraba.

“Ever since you were born, you've been dying.
Every day a little more you've been dying.
Dying to reach the setting sun”

¿Creía de verdad en lo que le había dicho? ¿Soy así de gilipollas? Entonces ¿por qué sueño con vivir hasta el fin de mis días en una playa solitaria junto a ella, mi princesa de la noche? Sí, incluso en ese sueño yo sigo escribiendo y ella componiendo. Hasta mis más íntimos deseos están corrompidos por la necesidad de trascendencia.

“As a child, with your mind on the horizon
Over corpses, to the prize you kept your eyes on
Trying to be the chosen one”

El elegido. A veces me siento así. Ella también, aunque traté de rehuirlo. No creo que tenga esa suerte. Los dones vienen de la mano de la locura insana de la responsabilidad hacia ellos, y no hay nadie más exigente que su hambre y necesidad de atención. Karen solo está a una noche de insomnio para lanzarse a la guitarra y volver a hacer para lo que ha venido a este mundo. No lo pensará, no se lo planteará. Solo lo hará.

“All those things that you desire
You will find here in the fire”

Pagará encantada de nuevo el precio. Ambos lo hacemos. Por eso nos gustamos, por eso nosotros nos entendemos. Por eso no volvemos a casa, a la vida. Por mucho que los eches de menos, por mucho que los quieras, en la vida hay que apostar en favor de tu naturaleza. Hay que apostar por uno mismo.

“Put your hands up and reach for the sky
Cry for absolution
You'll be down on your knees and you'll cry
Cry for absolution.”

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