Por supuesto que existen

 


Por si la volvíamos a ver volar mi madre nos llevaba a la ventana todas las noches. Nosotros nos aburríamos pero ella se quedaba esperando cámara en mano. Se le escapó una vez pero no volvería a pasar, juraba ella. Nos íbamos a dormir pero ella se quedaba hasta cuando ya nadie debería tener esperanza. Cuando alguien sugiere que todo fue una ilusión, que su imaginación le pasó una mala pasada, ella se enfada. Por supuesto que las hadas existen y vuelan por el mundo, objetó antes de volver a mirar a la ventana.

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