París fue una buhardilla





Menuda decepción fue mi sueño. Toda una vida fantaseando con París, Hemingway y demás escritores malditos para que al final la romántica buhardilla fuese realmente una buhardilla mugrienta. Cuando dejé de creer en mi suerte, me fijé en como una joven estudiante de intercambio rubia soportaba con paciencia mis quejas en los bares. Un día salimos por la noche y noté como la ciudad se iluminaba. Incluso mi buhardilla se veía algo acogedora. Aún así, cuando vimos que tu madre estaba embarazada, decidimos regresar de donde vinimos, que ahí estaba nuestro hogar.

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