El juicio
Su padre es un tal José Luis. Un señor ya medio calvo, nariz curvada y una mirada tan penetrante como la de una serpiente cascabel. Tiene gustos refinados y no puede evitar reaccionar ostensiblemente ante cualquier vulgaridad con un gesto que vi por primera vez cuando su hija nos presentó.
El otro día, aprovechó un momento de soledad entre ambos para hacerme una pregunta decisiva.
-¿Eres del Madrid?
Asentí, un poco temeroso, lo admito. Sin embargo, por fin me sonrió mientras me empezó a contar la primera vez que se sentó en el Bernabéu y vio jugar a Emilio Butragueño.
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